Desde hace varias décadas, distintas investigaciones y la experiencia clínica avalan la intervención psicológica en pacientes diagnosticados con cáncer y sus familias, como forma de enfrentar de una manera más adaptativa y satisfactorias los efectos y consecuencias que la enfermedad acarrea, mejorando la calidad de vida de pacientes y familias, el curso de la enfermedad e incluso su pronóstico. Por ello, se ha desarrollado ampliamente la psicooncología, una rama de la psicología que se encarga del trabajo y estudios con este tipo de pacientes, así como de la elaboración de modelos psicosociales interdisciplinarios de intervención en instancias hospitalarias.
El diagnostico de un cáncer implica un difícil proceso de adaptación tanto de la familia como del paciente ya que genera cambios significativos en su calidad de vida, actividades cotidianas, rol social y familiar, vida laboral, entre otros. Esto genera un clima afectivo complejo, de cuestionamientos y cambios profundos. El cáncer conecta con temas trascendentales en relación a la vida y la muerte, así como muchas veces con cuestionamientos y culpa en relación a cómo se ha vivido la vida, llegando a pensar incluso que existe una auto-generación de la enfermedad.
La evolución de la enfermedad depende de varios factores como el tipo de cáncer, edad, estilo de vida y muchos otros, existiendo pronósticos muchas veces inciertos. Generalmente el cáncer se asocia a la idea de muerte inminente, lo que puede generar mucho temor, angustia, desesperación o desesperanza en los pacientes.
El apoyo psicológico para pacientes diagnosticados con cáncer resulta fundamental, independiente de la etapa de la enfermedad que estén atravesando. Es necesario principalmente para ayudarlos a la aceptación de este diagnóstico tan duro.
En general los pacientes viven un proceso llamado “duelo oncológico”, que es una respuesta normal, sana, adaptativa y necesaria para aprender a relacionarse con la enfermedad. Este duelo consiste en distintas emociones asociadas a la pérdida de su salud, distinguiéndose momentos como la negación de la enfermedad, aturdimiento y desorientación, luego sentimientos de mucho temor, miedo e incertidumbre (asociados a la pérdida de rol, los cambios, posibilidad de morir, entre otros), momentos de pena y tristeza, como también de rabia, ira, enojo, o injusticia (que son manifestaciones de la frustración que produce tener una enfermedad tan amenazante y compleja), sentimientos de soledad y de una profunda inseguridad (ya que existe la sensación de pérdida total de control sobre la vida).
Acompañar y ayudar a los pacientes a transitar por estas distintas etapas en un proceso psicoterapéutico permitiría que en algún momento asuman y acepten la enfermedad, lo que promueve un tratamiento más favorable. Además de la adecuación al tratamiento y sus distintas intervenciones, el aceptar la enfermedad permite mejorar considerablemente su calidad de vida. Muchos pacientes se quedan estancados en emociones de tipo depresivas, quedando como “muertos en vida”, dejando de lado su capacidad de tomar decisiones sobre cómo enfrentar la enfermedad, decisiones respecto al tratamiento o sobre cómo seguir adelante con sus vidas y sus relaciones. Si bien el diagnóstico de cáncer es algo difícil de por sí, es favorable promover que las personas puedan ver que tienen control sobre cómo quieren vivir sus vidas con esta enfermedad.
Entonces, el apoyo psicológico en el tratamiento del cáncer resulta fundamental para trabajar en distintos temas:
- Facilitar la canalización adecuada de las potentes emociones que gatilla la enfermedad.
- Derribar los mitos de la enfermedad que culpan a quien la padece de su generación.
- Facilitar la significación de la enfermedad e intentar encontrarle un sentido personal.
- Fomentar la mantención de rutinas, actividades y proyectos de los pacientes promoviendo la toma de decisiones y la sensación de control sobre sí mismos (la vida continúa).
- Fomentar la comunicación entre el paciente y su sistema familiar.
- Permitir un espacio de contención en donde el paciente pueda expresar sus miedos, fantasías y preocupaciones e intentar resolverlos. Validar y empatizar con emociones complejas.
- Normalizar procesos afectivos propios del proceso de duelo.
- Pesquisar estilos de afrontamiento presentes a lo largo de su historia y potenciarlos adaptativamente frente a su enfermedad.
- Levantar recursos y capacidades del paciente.
- Facilitar y promover la comunicación entre el equipo médico, el paciente y su familia.
- Sugerir intervención de otros profesionales si es necesario, como psiquiatra.
El principal objetivo de la intervención psicológica en general tiene que ver con el acompañamiento al paciente y su familia en las distintas fases de la enfermedad, comprendiendo que están viviendo un proceso difícil y doloroso, promoviendo una adaptación adecuada a los múltiples cambios que implica la enfermedad, dando un lugar a las emociones potentes que emergen, facilitando espacios de comunicación, brindando información y orientación, y principalmente promoviendo que los pacientes retomen el control de sus vidas frente a la enorme amenaza que significa el cáncer, lo que mejora significativamente su calidad de vida.