El test de evaluación psiquiátrica es la principal aproximación que el médico tratante tiene para abordar la situación general de un paciente. Esta evaluación considera una anamnesis y un examen del estado mental de la persona.
En la anamnesis el médico evalúa si el paciente se encuentra en condiciones de proporcionar la información necesaria sobre su padecimiento (recordemos que en casos extremos los desórdenes mentales impiden la comunicación fluida). En caso de no ser posible, el psiquiatra debe dirigir sus pasos sobre familiares y personas cercanas que puedan aportar antecedentes relevantes del paciente.
Ahora bien, si el paciente es capaz de comunicar sus ideas con claridad, el profesional procede a realizar un tipo de entrevista con preguntas abiertas y estructuradas, para que el afectado pueda tener espacio de relatar su historia y también dar cuenta de detalles importantes de su funcionamiento cotidiano con la mayor cantidad de detalles.
Luego de la anamnesis, se ejecuta una evaluación del estado mental de la persona. A través de la observación y el interrogatorio se van analizando las funciones mentales principales, como el tipo de pensamiento, estado de alerta, ánimo, entre otros.
Durante el proceso del test de evaluación psiquiátrica se utilizan cuestionarios breves estandarizados, puesto que son de mayor utilidad para detectar los síntomas más importantes durante este tipo de test psicológico. Además los profesionales pueden apoyarse en encuestas breves para evaluar síntomas depresivos, nivel de funcionamiento general o riesgo suicida. En algunas ocasiones el psiquiatra puede solicitar la aplicación de algún test psicológico, aplicado por psicólogos especialistas, para enriquecer la comprensión de las dificultades de su paciente o clarificar diagnóstico, por lo que el trabajo psicólogo-psiquiatra suele ser complementario y un aporte para la pronta recuperación de los pacientes.