Uno de los temores más frecuentes que tienen las personas que no quieren ir al psicólogo, es temer que su vida sea expuesta públicamente frente a otros, o pensar que están cerca de perder la cordura. Esto no es así. Todas las personas atraviesan una crisis en algún momento (algunas incluso varias veces en su vida), por lo que debemos entender que pedir ayuda para mejorar es normal.
Otra idea común, pero incorrecta, para la terapia psicológica de adultos es que son interminables, y que se deben invertir años para obtener algún resultado. Si bien algunos tratamientos son efectivamente muy extensos, no es necesario un número elevado de sesiones para percibir una mejora, o incluso para dar un cierre al proceso. Por supuesto, mientras más complejo sea el entorno en que vive la persona, más tiempo será necesario para dar respuesta a sus emociones, inquietudes o dificultades.
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